lunes, 18 de junio de 2007


Quiero tu sangre joven, que es querer
todo lo que la vida aún no ha podido hacerte.
De lo que me alimento
es de tu inútil sangre esperanzada,
de cuanto sé que ignoras hasta hoy,
y que más nos valdría que no supieses nunca.
De esa manera, por obra de tu sangre,
creo en lo que no creo, y olvido lo que sé
que te ha de suceder.
C. Marzal.

2 comentarios:

Ana Cervantes dijo...

Que bien elegido que está este poema... Me encanta C. Marzal. ¿Has leido algo de su libro Metales pesados? Me gusta especialmente un poema que se llama "Los alimentos corporales".
Volviendo al poema... ¿Te identificas con él? ¿Quieres la sangre jóven?
P.D. Sigue escribiendo, por favor. Te animo encarecidamente a ello. No te imaginas lo lindo que es leer estas cosas tan bonitas y profundas que publicas.

La Pecas dijo...

Este poema tampoco esta mal, triste... sin duda.

UN MAR DE LÁGRIMAS

Sufrirás. Ya has sufrido.
Tal vez estés sufriendo.
Y aunque sepas por qué (si es que lo sabes),
ese conocimiento no será tu consuelo.

todo, configura el sabor de tus lágrimas,
un sabor sin sabor, ya que no lo comparte
quien te ha visto sufrir
-no puede compartirlo-,
un sabor que no entiendes,
un cúmulo de lágrimas que trazan,
no sé dónde,
un mar por el que bogan,
y no sé para qué,
inútiles por siempre, inconsolables,
quién sabe desde cuándo,
su alma,
tu alma
y la mía.

De "Los países nocturnos" 1996