sábado, 6 de enero de 2007




Granada estaba hoy preciosa, el sol de invierno, derritiendo la helada, y menos gente que de costumbre. Granada tiene el problema de que está arrasada por el exceso de personas en el centro, turistas, gente de aquí, de los pueblos dormitorio de alrededor, de la expansión urbanística salvaje y sin previsiones de infraestructura que duermen en sus pueblos, pero viven en el centro. Los que vivimos en ella, hemos ido viendo en los últimos 20 años, como se hacía un sitio cada vez más ingrato e incómodo para vivir, pero días como hoy, con el sol y la luz incomparables de esta ciudad los de aquí paseamos por el Albaycín, miramos el monte de enfrente, y nos reconciliamos con Granada (teníamos tanto patrimonio, que pese al enorme, descomunal esfuerzo combinado de nuestros políticos y nuestros empresarios, no han conseguido cargárselo todo).