viernes, 8 de diciembre de 2006


Estoy triste, pero lúcido y decidido a explicarme con claridad: El puente es un espacio vacío que rompe la cotidianeidad y nos hace reflexionar con tiempo y sin ganas. Me gustaría estar en alguna galaxia lejana, o al menos en alguna ciudad cercana, pero bueno... aquí estamos. Me niego a entrar en el juego de quien nos quiere fatal, y decido no caer en la negatividad y el odio que como boomerang nos rebota y ensucia nuestro karma y nuestra paz convirtiéndonos en aquello que nos odia, y respecto a lo que a veces tenemos el pasajero espejismo de que debemos contestar. No hay respuesta posible a lo puramente negativo, al odio destructivo, a la envidia, a la crueldad, a la mentira.