martes, 24 de julio de 2007

Neofascismo de ¿Izquierdas?


“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”.

Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Me preocupa enormemente el giro que va consumando la pseudoizquierda. En marzo de 2004 no me hubiera creído que tendría la desgracia de ver de nuevo, como cuando era un crío, con Franco (me acuerdo como si fuera ayer de la indignación de mi padre y de mi hermano con los secuetros de Triunfo, o de Cuadernos para el Diálogo, o el Hermano Lobo), secuestrar una revista, y que sería con ZP. Estuve en Ferraz la noche del 14 M, me desgañité gritando "No nos falles" ¡Y cómo nos has fallado!
Alucino con la excusa para el secuestro, cuando en realidad lo que molesta es el contenido ideológico que pone de manifiesto el populismo barato de este gobierno, que empieza a darme auténtico asco. Nos pagarán por tener críos, ¿Ein volk, ein Fuhrer, ein Reich? Es absolutamente increible, este año preelectoral, que sigue a otro año municipalmente electoral. Triste, muy triste de ver que ya no me identifico con una ideología en la que el fin justifica los medios (para los terroristas, curiosamente también los justifica, ¿hasta dónde llegaremos?). ¡Qué ingenuo fuí!
La izquierda se ha convertido en la ideología del no, de la represión, del pensamiento único, todo en aras del fin sacrosanto de lo políticamente correcto (que claramente es lo que se dicta desde Moncloa). Solo ha cambiado el remitente, pero de nuevo, lo que debemos pensar se retransmite al dictado desde lejos, y si una publicación nos molesta, se secuestra. ¿Que nos queda ver? Prefiero no pensarlo. Yo me bajo de este tren. Hace una semana, un compañero, al que me gustaría considerar amigo algún día, mucho más sabio que yo, me dijo que hace años íbamos por la autopista de los derechos fundamentales y las libertades en un Mercedes quinientos, y hoy vamos en una bicicleta vieja con las ruedas desinfladas. Ojo! El fin NO justifica los medios. Los medios son lo importante, lo que marca la diferencia, lo infranqueable, los fines cambian, y los dicta siempre un iluminado, ay de los que no nos iluminamos en la misma frecuencia, los medios, injustificables, acabarán arrasándonos. Si una publicación ofende, se la denuncia, se le instruye un procedimiento con todas las garantías, se celebra un juicio justo, y si se desvirtúa la presunción de inocencia, se le condena. Ese es el medio, en este caso, el fin se ha quedado fuera de foco.