martes, 9 de enero de 2007

Hoy estaba tan cansado que ni siquiera pude atender mi consultorio sentimental de invierno, para corazones solitarios, como el vuestro... Pero pronto estaré de nuevo con tod@s ustedes, dispuesto a resolver esas dudas, esas cuítas que tanto afligen vuestro delicado espíritu, y que de tal modo disturban (sí, dije disturban) la paz de vuestras candorosas almas. En fin, días como hoy de frío y cristalino sol mineral, que ni calienta ni enciende pasiones, me pregunto si es posible irse al Trópico, donde aún hay quien siente y lucha por algo.

Ya me avisaron de que estabamos en la época del fin de los grandes relatos, pero esto es demasiado, estamos totalmente escarchados, sin que el corazón despierte, a contragolpe, ni sepamos aspirar a cambiar nada de este mundo, en el que generaciones anteriores, recientemente, quisieron cambiarlo todo, y gran parte de la realidad, al menos, modificaron. Leibniz decía que este es el mejor de los mundos posibles, un verdadero optimista. Yo no quiero imaginar como sería el peor. Besos a tod@s desde el frío.

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